Un hombre, mayor, y borracho, en una mercería le dice a la dependienta:
-Me puede dar un tanga, de mi talla.
-¿Su esposa tiene su talla?
-No es para mi esposa, es para mi.
La chica, sonríe y le dice:
-Váyase a dormir, señor.
El viejo, se baja los pantalones, y la chica, exclama:
-¡Vaya calzonazos!
-Por poco tiempo, hija, por poco tiempo.
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